Nos ponemos a reflexionar después de una semana de viaje. Cuatro días y medio pedaleando, 280 kilómetros, dos pateos (con mochila) y una escalada al Torreón de los Galayos... Os podéis imaginar la de cosas que han pasado por nuestra cabeza. Pero nos quedamos con la idea de que un viaje así, además de aportar experiencias enriquecedoras, es una forma de ahorro, no tanto económicamente (no os podéis imaginar lo que nos gastamos en comida), pero si de recursos:
- Para fregar, usamos menos de medio litro de agua.
- Casi no gastamos luz; si acaso cargar el móvil en algún bar de vez en cuando. Nos levantamos en cuanto la luz del sol nos molesta para dormir y nos acostamos en cuanto "El Lorenzo" se esconde.
- Y bueno, en cuanto a higiene personal, también gastamos lo justo y aunque os parezca una guarrada, también se ahorra...
Ejemplos como este podéis buscar varios.
Por lo demás, pues la verdad es que todo está saliendo bien. Las etapas de bicicleta rondan aproximadamente los 60 kilómetros, rodando entre 4 y 5 horas diarias.
Se nos están poniendo unas patas...!!!
Por cierto, empezamos a pagar el precio de la fama y ya no podemos ni ir tranquilos a comprar el pan, JEJEJE!!! En el último pueblo de la Comunidad de Madrid, Rozas de Puerto Real, el panadero no nos quiso vender pan, sino regalárnoslo, porque nos había visto en la tele el día anterior. JEJE, esta anécdota nos ocurrió el segundo día.
Bueno, nos despedimos y os mandamos un abrazo muy fiuerte.
TOTE y PULI
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